Dos contrastes, dos maneras de ser, la noche femenina, el día masculino, uno sin el otro o tendría razón de ser, la noche misteriosa con la claridad de la luna y las estrellas y el día luminoso, claro, pero también con sus peligros, con su propia oscuridad, a veces tanta luz no nos deja ver nada, nos ciega. Un mandala es como el SOL de día y la LUNA llena de noche, cada uno de nosotros en su interior tiene un mandala, lo podemos dibujar como nosotros queramos, puede ser de colores vivos y claros o de colores oscuros y apagados, podemos cambiarlo de color a medida de nuestras necesidades. ¿Y que necesidades tenemos? Seguro que muchos de nosotros,....... bastantes. El día que no sabemos porqué estamos tristes y tenemos el mandala interior pintado de algún color que no nos gusta, podemos cambiarlo del color que en aquellos momentos nos venga a la mente. Si lo hacemos así iremos transformando nuestro interior, sabremos que colores y formas no...
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